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Déjelos estudiar
(El vídeo como soporte para el autoaprendizaje)

La atención al aprendizaje individual

 

Susana entró en el colegio, se dirigió a su clase. En el pasillo se quedó un rato charlando con unos compañeros. Luego entro en clase, comprobó la tarea asignada y comenzó a trabajar. Luis también entró en el colegio. Esperó en el patio charlando con los compañeros. Cuando sonó la campana se puso en fila y entró en clase. Se sentó en su sitio y comenzó a ordenar un poco sus cosas mientras esperaba que el profesor comenzase (estaba ocupado hablando con un padre). Susana y Luis son dos chicos estudiosos, responsables y trabajadores. Ambos colegios existen en realidad. Pero a partir de este momento la actividad de Susana y Luis durante el resto del día serán muy diferentes. Este capítulo, como otros de este libro, está dedicado con cariño a los profesores que facilitan el trabajo de Susana.

 

Estamos tan acostumbrados a pensar que el vídeo es un medio que se trabaja con el grupo, que pocos profesores explotan sus posibilidades como recurso individual o en pequeño grupo.  Sin embargo, su papel como soporte para el aprendizaje individual crece conforme el audiovisual se convierte en un medio habitual de comunicación en esta sociedad. Con la proliferación de programas televisivos y videográficos de carácter cultural y educativo, algunas áreas como Sociales y Naturales disponen hoy en día de una amplia colección de materiales que supera en mucho, en cuanto a calidad y cantidad de información, a lo que suelen ofrecer la mayoría de libros de texto. En todo caso, aquí no se plantea como un sustituto del libro sino como un elemento más, un recurso a utilizar por el alumno dentro de su jornada de trabajo individual.

 

Otro factor a considerar es la proliferación de sistemas de vídeo en los hogares, de un modo que no se relaciona estrictamente con la clase social.  Sustituir los deberes sobre el libro o el papel por un trabajo que implique ver y analizar una cinta de vídeo parece algo extraño pero es fácil, normal, y, sobre todo barato. Las fuentes de programas de vídeo sobre temas concretos de algunas áreas se multiplican. Merece destacarse la riqueza de trabajar con estos programas con la ayuda de guías sencillas fáciles de preparar por el profesor: enriquecimiento de las referencias visuales, facilitar el trabajo de retención, desarrollar disposiciones activas ante la pequeña pantalla, desarrollar mecanismos de expresión escrita u oral a través del cambio de código (de visual a verbal), etc.

 

A lo largo de este capítulo trabajaremos con el vídeo como un recurso para el aprendizaje individualizado. En una primera aproximación lo definimos como el uso por los estudiantes de programas grabados en vídeo, individualmente, por parejas o en pequeño grupo; durante el visionado deberán en muchos casos detener la cinta a fin de realizar actividades en base a la información recibida. Una guía de trabajo puede servir para regular esas actividades y potenciar los resultados de aprendizaje. Al terminar suele existir algún tipo de resultado como materiales escritos o de otro tipo, producidos por el alumno y que el profesor evalúa. También es posible incluir actividades de autoevaluación.

 

 

Cuándo aplicar este recurso

 

Existen dos grandes ámbitos de aplicación del VAI. Obviamente en cursos a distancia, pero también en la enseñanza presencial, en las escuelas y en los Institutos, y por supuesto, a nivel universitario. Los estudiantes sin una disfunción especial, pueden utilizar los equipos reproductores de vídeo de modo autónomo desde los 7 años sin dificultad y antes. Hoy en día es frecuente encontrar niños más pequeños que dominan suficientemente estos equipos, es decir, las funciones reproductoras básicas. Sin embargo otras capacidades cognitivas como el seguimiento de una guía de trabajo, el control del proceso de reproducción según indicaciones externas, etc. no han sido estudiados. Por otro lado, si se utilizan guías sobre papel, la necesidad de dominar la lectura también retrasa los ámbitos de aplicación.

 

En la enseñanza presencial, que continua siendo dominante en nuestras aulas, el alumno sigue un ritmo marcado por el profesor y el grupo, con un mayor o menor nivel de individualización. Las sesiones en grupo son frecuentes y periódicas. El estudio individual se concibe como una parte del proceso de aprendizaje. En ese contexto, existen tres funciones que desde hace unos pocos años se han atribuido corrientemente al vídeo como facilitador del aprendizaje individual:

. como complemento a los aprendizajes realizados, tanto individuales como en las sesiones de clase,

. como ampliación para alumnos especialmente aventajados,

. como recuperación para alumnos que no han alcanzado los niveles previstos.

 

Como complemento al trabajo ordinario resulta un recurso fácil de articular. Estas son las actividades básicas:

a) Seleccionar una serie de programas con contenidos adecuados a la materia, aunque no necesariamente coincidentes con las actividades ordinarias. Los documentales de ciencia pueden permitir trabajar temas en experimentales y matemáticas. A veces el contenido del programa puede no tener relación con nuestros objetivos, pero el trabajo que organizamos con el alumno es el que sí que nos interesa. Un alumno puede tener que realizar cálculos en relación a lo que está viendo y oyendo a fin de responder a las preguntas que le planteamos, aunque el programa trate de campos de arroz en China y nuestros objetivos se refieran al cálculo de áreas en figuras geométricas.

b) Preparar unas guías de trabajo con algunas sugerencias de actividades e incluir la posibilidad de trabajar con estos materiales como actividades complementarias al estudio individual en casa. Resultan adecuadas para períodos vacacionales o en fines de semana.

 

Como recurso de ampliación tiene la ventaja de poseer connotaciones de premio lo que lo convierte en un estímulo interesante. Por otro lado, este tipo de alumnos suelen presentar niveles de motivación elevados, requisito importante para un trabajo individual como éste. También son alumnos que suelen tener una destacable capacidad de trabajo autónomo, característica necesaria para este tipo de actividades.  Cuando el uso del recurso se normaliza, no es tan difícil preparar una pequeña sala dotada de un televisor conectado a un vídeo a la que pueden desplazarse alumnos que terminan antes su tarea o en momentos en que en clase estamos dedicados a repasar aprendizajes no consolidados. Bastará proveerles de una copia del programa y una guía con el trabajo a realizar. Un grupo de 3 alumnos puede trabajar bastante eficazmente. Si el grupo es numeroso pueden surgir problemas al no estar el profesor presente.

 

Como refuerzo para alumnos con problemas presenta también sus ventajas. Generalmente estos alumnos se ven obligados a tratar de conseguir los objetivos de aprendizaje que no alcanzaron en un primer intento con los mismos materiales con los que trabajaron la primera vez. Estos materiales han perdido el carácter novedoso y resultan desmotivadores por la asociación que tienen con el fracaso. El uso de materiales diferentes para la recuperación es siempre una opción interesante. En vez de estudiar los mismos contenidos en los mismos libros, ahora trabajan sobre cintas de vídeo. Sin embargo en este caso los programas suelen tener que estar más directamente relacionados con los contenidos a conseguir.

 

Como aspectos negativos hay que resaltar la posibilidad de que resulte más atractivo realizar actividades de recuperación que seguir avanzando o reforzando el estudio. Pero sobre todo, y al revés de lo que sucedía con los alumnos más avanzados, estos estudiantes suelen presentar problemas de motivación y un bajo nivel de eficacia en el estudio autónomo. Lo ideal sería elaborar guías de trabajo diferentes según la función. Las guías de recuperación deberían incitar a actividades adecuadas a los objetivos que se requieren, estar formuladas en términos más sencillos, basarse en períodos más cortos de visionado, es decir, más actividades y más cortas.

 

 

Un recurso cotidiano

 

Pero también vale la pena plantearse el estudio individual con el vídeo como un recurso importante y ordinario en la marcha de la clase. Se trata de considerarlo no como complemento ni como ampliación o recuperación, sino darle un carácter obligatorio y con la misma importancia que otras actividades de estudio.

 

Este planteamiento puede resultar sorprendente (¡tan acostumbrados estamos a identificar estudiar con leer!). Veamos como puede articularse. En algunas áreas como Sociales y Naturales, en niveles correspondientes a edades entre los 10 y los 16 años, es perfectamente posible estructurar la enseñanza en base a unas guías de trabajo para cada tema, en las que las actividades utilizan como fuente de información diferentes colecciones de libros, vídeos y enciclopedias tanto en soporte CD-ROM como sobre papel. Existen colecciones suficientemente importantes como para permitir la estructuración del currículum sin prácticamente problemas. El nivel y riqueza de información superan los habitualmente ofrecidos por los libros de texto. El diseño de actividades no debería ser un problema para un profesor y además existen numerosas fuentes a donde recurrir para encontrar sugerencias.

 

En un primer momento es posible utilizar el vídeo como material de consulta para las actividades a realizar en pequeño grupo. Los otros materiales pueden ser utilizados indistintamente para actividades individuales o en pequeño grupo. Si la disponibilidad de equipos en los hogares y en el centro lo permiten, el vídeo puede pasar a ser utilizado también a nivel individual. Pero ¿de dónde sacar tantos equipos de vídeo? ¿Y el espacio donde colocarlos?.

 

Un profesor puede encontrar numerosos obstáculos pero puedo asegurar que resulta más fácil resolverlos que preparar las guías de trabajo u organizar el trabajo de los alumnos para que avancen según sus propios ritmos (aunque sólo utilicen libros). En Primaria los grupos de alumnos suelen ocupar un mismo espacio para todas o la mayoría de actividades: es su aula de clase. Así que podemos ir equipando esa aula con “rincones audiovisuales” dotados de un televisor con un vídeo y un par o tres auriculares. Si pedimos la colaboración de los padres podemos encontrar que aparecen equipos viejos que podamos utilizar. Pero incluso el costo es bajo. Con lo que cuesta un sólo ordenador podríamos adquirir 3 ó 4 equipos combi (incorporan un monitor de 14 pulgadas y un reproductor de vídeo) con sus correspondientes sistemas de 3 ó 4 auriculares. Y eso es todo lo que se necesita en una clase: entre 4 y 6 equipos.

 

Mi hija va a una escuela pública. Si sumo todo lo que debo pagar para colonias, salidas y material escolar al cabo del curso, el coste de estos sistemas es ridículo. Por ejemplo, bastaría que los padres colaboraran con 2.000 ptas. al año para tener un sistema (costo entre 40.000 y 50.000 ptas.) por clase. Al cabo de 5 años todas las clases estarían dotadas y podría ir renovándose los equipos. Es posible que realizar esta dotación sea una tarea de las autoridades y existen otros factores a considerar pero también es hora de que algunos profesores redescubran que hay un espacio para la iniciativa particular del centro.

 

 

¿Enseñanza a Distancia en la escuela?

 

Hoy es una realidad en casos particulares: niños con enfermedades de larga duración, aunque también cuando se tienen que ausentar por cortos pero conocidos períodos de tiempo. También complementa la formación de niños “actores”. Proyectos especiales en los que los niños realizan un viaje de varios meses como proyecto de formación. Y por supuesto en zonas rurales o en países en los que la escolarización (asistencia física a una escuela) no es obligatoria. También existen experiencias en países con pocos recursos económicos y problemas relacionados con la distribución de la población y las distancias. Pronto surgirán experiencias más cercanas por ejemplo en relación a las áreas rurales y como alternativa a una concentración escolar que fomenta el despoblamiento de las áreas rurales. Finalmente en la formación continuada de los profesores se ha experimentado en algunas comunidades autónomas y seguramente continuará extendiéndose.

 

La enseñanza a distancia está utilizando cada vez más el audiovisual como soporte al aprendizaje. Existen dos posibles formas de actuar, una en base a la difusión de la señal audiovisual, otra en base a la distribución de videocasetes.

 

La distribución de la señal audiovisual puede realizarse vía cable, satélite o señales hertzianas ordinarias. Las dos primeras alternativas pueden parecer lejanas a los lectores nacionales pero son soluciones mucho más próximas de lo que podemos pensar. En otros países ya están siendo utilizadas estas vías de comunicación y el uso de sistemas digitales de distribución de televisión todavía lo facilita más al multiplicar el número de canales. En nuestro país están comenzando varias iniciativas relacionadas con la enseñanza superior, y también alguna con los niveles de Primaria y Secundaria en relación a las plataformas digitales. El satélite Hispasat posee una programación interesante y algún canal educativo.

 

En esta modalidad que se denomina "on-line" y que llamaremos distribución en tiempo real, los sujetos deben coincidir en el tiempo con la difusión del programa. Esto supone un inconveniente pero presenta la ventaja de poder introducir elementos de interactividad y participación. Los sujetos que visionan el programa pueden realizar consultas. Por contra no pueden interrumpir el programa, adecuarlo a sus necesidades horarias, ni revisionar. Para ello deben utilizar sus propios sistemas de grabación o bien un servicio de distribución de copias del programa.

 

La distribución del programa mediante videocasetes se denomina "off-line" y en castellano diríamos "en diferido". Estos programas pueden ser utilizados de modo similar a lo explicado en la enseñanza presencial aunque ahora asumen generalmente un rol fundamental en el proceso de aprendizaje. La progresiva introducción del multimedia en soporte CD-ROM va a ir desplazando este tipo de materiales hacia programas interactivos.

 

El vídeo interactivo no había encontrado con anterioridad una gran difusión debido al costo de los equipos necesarios, basados en reproductores de videodiscos laservisión. Sin embargo, el vídeo como un recurso para el aprendizaje individualizado, encuentra su formulación técnica más adecuada en el vídeo interactivo o, si se prefiere, en un entorno multimedia. Y esta solución es especialmente necesaria en cursos a distancia en los que el contacto con el profesor-tutor es menos frecuente. Ni el laserdisc, por su precio, ni el CD-ROM en parte, por sus limitaciones por lo que se refiere a calidad del vídeo, han dado esa respuesta. Será el nuevo sistema de disco compacto de alta densidad el que responda: el DVD. Este nuevo sistema permite reproducir vídeo a pantalla completa con gran calidad, y su precio bajará rápidamente gracias a su difusión masiva. A finales de los noventa ya existen algunos proyectos de tipo cultural como diccionarios de carácter histórico u enciclopedias. Y en la primera década del siglo XXI el DVD sustituirá rápidamente al videocasete y al CD-ROM, ofreciendo también productos mixtos, de una baja interactividad pero también bajo costo y fácil reproducción en equipos domésticos de amplia difusión.

 

Ambas soluciones, la distribución de documentos en tiempo real mediante televisión, y la distribución de cintas pregrabadas tienen sus propias ventajas asociadas a funciones específicas. Esto lleva también a diseños diferentes. La tendencia para los programas on-line es reproducir situaciones docentes, con un profesor y un grupo de alumnos que interactúan, presentando presumiblemente las dudas y cuestiones que se deben plantear a los alumnos lejanos. Se introducen diagramas e imágenes fijas, y eventualmente algún corto fragmento pregrabado, pero en general se distribuyen en directo, con la posibilidad de algún tipo de interacción.

 

La participación más completa dentro de los sistemas on-line se realiza mediante sistemas de videoconferencia que, merced a la tecnología digital y a los equipos de desktop confererence, o videoconferencia de despacho, resultan razonablemente accesibles. En el otro extremo y generalmente para audiencias más numerosas, la participación se realiza mediante sistemas informáticos, Internet, fax o teléfono, y a través de un intermediario que filtra y clasifica las intervenciones.

 

No siempre la difusión de documentos vídeo on-line responde al modelo anterior. También se distribuyen programas pregrabados. Es el caso habitual en la televisión educativa distribuida desde el satélite Hispasat para Iberoamérica. En ese caso generalmente no se trata propiamente de programas en directo sino de utilizar un medio de distribución de los programas más económico y rápido que enviar por correo cientos de videocasetes a distribuir por toda Latinoamérica. En estos casos no existe ningún tipo de interacción, los programas se graban previamente y su diseño es similar al de los programas educativos de vídeo que se utilizan en la enseñanza presencial. En ocasiones existen ciertas restricciones como la duración que debe ajustarse a los tiempos estándar en las emisiones televisivas.

 

 

Internet: ¿pero eso es vídeo?

 

Desde comienzos de los noventa se han ido desarrollando diferentes sistemas que permitían la videoconferencia (e.g. CuSee-Me, Embone) o la distribución de radio y televisión por Internet (RealAudio, RealVideo, RealLife). Otros sistemas permiten la distribución de series de imágenes fijas o animadas con bandas sonoras (NetShow). Sin embargo desde entonces el problema de la baja capacidad de la red ha supuesto la escasa viabilidad de estos medios. Con los años la red ha ido incrementando su capacidad pero también se ha incrementado el número de usuarios. A pesar de que numerosas emisoras de radio y televisión ofrecen programas por la red y de los cursos a distancia que distribuyen vídeo por la red, la realidad es que la calidad al menos en nuestro país es francamente baja.

 

Parte del problema corresponde a la propia tecnología de Internet, para lo que existen iniciativas como Internet-II. La solución técnica pasa por la asignación de bandas de transmisión específicas reservadas para el vídeo. ¿Cómo le afecta esto a un profesor?

 

El cambio es radical. Hay que pensar que distribuir vídeo por Internet no cuesta apenas más de lo que cuesta viajar por Internet. Distribuirlo utilizando los protocolos por una red local apenas tiene costo. El resultado es que cualquier escuela o cualquier profesor o cualquier alumno puede convertirse en emisor de TV. O puede conectarse con videoconferencia con cualquier lugar del mundo. Este tema se trabaja más en otro momento. Pero la idea clave es que las diferencias entre vídeo e informática comienzan a desaparecer. El vídeo y la televisión se integran con otros recursos informáticos a través de un nuevo medio llamado “Multimedia”, tanto si éste se basa en soporte físico (CD-ROM, DVD) como virtual (Internet).

 

 

Crear una videoteca

 

Entre la posibilidad de trabajar en casa y la más ambiciosa de disponer de 4 ó 5 equipos en cada aula, existe una intermedia como es crear una videoteca con un pequeño espacio para visionados. Esto puede comenzar organizándose en la biblioteca, creando un espacio adecuado, separado de alguna forma (una mampara, un armario alto...). Cada unidad de visionado debe permitir al menos que dos alumnos puedan verlo simultáneamente, mejor tres. Hay que prever el uso de auriculares si el sonido del monitor puede molestar a otros usuarios. Para conectar varios auriculares existen unos “ladrones” similares a los que se usan para corriente, y aunque es fácil construirlos uno mismo, el precio es realmente bajo.

 

El tema de la seguridad suele preocupar a muchos centros. El local donde se sitúan los equipos debe quedar suficientemente protegido y es preferible que quede en una habitación interior, sin ventanas ni cristales, y sin indicadores que permitan identificar la sala a personas ajenas al centro. Las puertas deben ofrecer un mínimo de seguridad y es fácil instalar sistemas de alarma especialmente ruidosos que, si no absolutamente eficaces, en algunos casos son disuasivos.

 

La seguridad interna es más problemática. Es preferible utilizar magnetoscopios y televisores que puedan controlarse desde el mismo aparato, sin necesidad de mando a distancia. Los auriculares son tan baratos que pueden no suponer un problema. De todos modos, en algunos casos puede ser aconsejable que los sujetos que accedan a la sala tengan que retirar cinta y auriculares quedando registrados por la persona encargada del préstamo de cintas (que puede ser la misma que cuida el préstamo de libros). Al terminar deben devolver auriculares y cinta.

 

A ciertos niveles o en ciertos casos es posible colocar las cintas a libre disposición de los usuarios. Es el caso de bibliotecas universitarias en las que todos los libros y cintas incorporan etiquetas magnéticas que disparan los sistemas de alarma si alguien intenta sacarlas sin control.

 

El servicio de préstamo permite distribuir las cintas tanto para el visionado dentro del mismo centro como para préstamo externo. El control del préstamo de cintas permite al profesor controlar el seguimiento de su programa, por ejemplo registrando el tiempo que retienen la cinta. Luego en las entrevistas y tutorías puede preguntarles cómo la han utilizado, dificultades, etc.

 

Las cintas de vídeo sufren un fuerte desgaste. Esto reduce extraordinariamente su duración. Legalmente no se pueden realizar copias de esas cintas y es necesario volver a adquirir los programas periódicamente. Sin embargo, esto plantea algunos problemas como cuando la editorial no realiza nuevas copias de un programa que resulta especialmente adecuado para el profesor. Por ello bastantes centros que usan el vídeo de este modo recurren a prestar copias de las cintas originales, mientras éstas permanecen guardadas en un archivo protegidas del desgaste o de averías.

 

Esta situación es más necesaria cuando el programa es original, propio, o es una grabación de la televisión. En España legalmente no pueden utilizarse copias de programas de televisión pero es una práctica bastante extendida y no perseguida. En otros países, como en el Reino Unido, el gobierno y los colegios pagan una tasa que varía según las características de los centros, y que les autoriza legalmente a utilizar dichas copias con ciertas restricciones (e.g. no venderlas).

 

 

Qué puede tener una guía de estudio

 

El elemento clave es la guía de estudio que utiliza el alumno. Cuando se comienza a utilizar este sistema hay que evitar tratar de producir guías complejas y laboriosas de preparar. Es preferible preparar guías sencillas, por ejemplo, consistentes en una hoja, similar a una clásica ficha de trabajo. A partir de un modelo de ficha y con ayuda de un ordenador es muy fácil preparar otras.

 

Las guías de estudio no están asociadas únicamente con el programa de vídeo, sino también con el nivel del estudiante y con la función que va a realizar (ampliación, recuperación...). Por ello es mejor que sea el propio profesor el que distribuya a cada alumno la hoja en la que se indica claramente qué cinta debe visionar.

 

En otro sitio se habla más extensamente de la guía de estudio. Demasiado extensamente, pues realmente no es necesario hacer guías tan completas. Bastan algunas de las siguientes indicaciones, claras y breves:

 

1. Qué programa debe visionar: título, distribuidora, duración, localización,...

2. Qué objetivos se espera que alcance

3. Cuánto tiempo se espera que necesite para realizar su tarea

4. Qué materiales necesitará durante el visionado de la cinta

5. Instrucciones claras sobre el proceso de visionado (por ejemplo, pausas, fragmentos a ver y orden en que se reproducirán, duración de los fragmentos...)

6. Instrucciones claras sobre las actividades a realizar (ver en el siguiente apartado ejemplos de actividades)

7. Instrucciones claras sobre los materiales que deberá presentar como fruto de su trabajo.

8. Alguna pregunta que nos permita saber su opinión sobre el funcionamiento del programa (si le ha costado, si lo ha realizado en el tiempo previsto, qué no ha entendido, etc.

 

Al comenzar conviene no pretender objetivos muy ambiciosos: si cada año vamos incorporando 4 ó 5 cintas a nuestra colección, en pocos años tendremos recursos más que suficientes. También la introducción de los alumnos a este recurso puede ser gradual. Conviene experimentar durante un año con un número limitado de programas antes de adoptar una metodología que sustituya gran parte de los libros de texto por cintas y textos para el aprendizaje individualizado con guías de estudio. En esto como en otros aspectos de la introducción de la tecnología en la escuela, el esfuerzo continuado en el tiempo funciona mejor que los cambios bruscos y llamativos.

 

Y, también como en otros aspectos de esa introducción de la tecnología, el cambio metodológico es fundamental y simultáneo. El vídeo como recurso para el aprendizaje individual se relaciona con el cambio de una clase uniforme, un aprendizaje simultáneo y reproductor, una visión del conocimiento propia del siglo de la Ilustración, a una clase heterogénea y diversa, un aprendizaje creativo y capaz de facilitar la propia construcción del conocimiento. Aunque sea posible aplicar el recurso en otros modelos docentes.

Cuando aplicar este recurso
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¿Enseñanza a distancia en la escuela?
Internet, ¿eso es vídeo?
Crear una videoteca
Qué puede tener una guía de estudio
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