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Y por si fuera poco... - 1
(Internet. Una introducción)

Internet

 

Existen numerosos libros sobre Internet, tantos que comienza a ser difícil seleccionar uno para recomendar. Y no vamos a repetir aquí de nuevo toda esa información. Todos los profesores, desde los más temerosos hasta los más reacios, deberían leer despacio y hacerse a la idea de que Internet es como la cara: nos guste o no, nos va a tocar convivir con ella muchos años, suficientes como para afrontar nuestra relación con un espíritu deportivo y positivo.

 

Lo más interesante del caso es que, al revés de lo que sucede con la cara en muchas ocasiones, Internet es algo siempre sorprendente y siempre nuevo. Sólo quienes no la conocen se atreven a formular opiniones como que es inútil o no sirve para nada porque es muy lenta. Mi primer descubrimiento de lo que en realidad significaba Internet se produjo en 1994. Hasta entonces yo era un usuario corriente del correo electrónico y los otros sistemas (Gopher, ftp, news, etc.). Pero aquel año tuve la oportunidad de pasar unos meses en Norteamérica y en una universidad en la que pude vivir de cerca la explosión que en ese momento se producía. Cada día volvía a casa deseando contar asombrado lo último que había descubierto. Hoy, varios años después, todavía me asombro a veces cuando entro en esa red de redes. Quizás no nos demos cuenta pero dentro de unos años, igual que el tren y el automóvil han representado unos cambios importantes en el modo de vivir de la humanidad, televisión e Internet serán utilizados como indicadores de otros cambios.

 

Pero ¿qué es Internet para sorprender así?. En realidad Internet no existe sino que se trata sólo de la interconexión (“Internet” en inglés) de numerosas redes locales y amplias. Para ello utiliza unos protocolos o acuerdos de comunicación entre ordenadores que permiten comunicarse sin restricciones. Es decir, uno de los elementos claves de Internet es que no es un coto cerrado de nadie, ni siquiera de Bill Gates. Sus protocolos permiten comunicar equipos y sistemas operativos muy diferentes, y no hay que pagar por ellos. Este último punto explica porqué algunas empresas tratan de imponer sus soluciones tecnológicas: una solución que se imponga representa muchos millones.  Muchos hoy utilizan Microsoft Word, ¿cuánto cuesta la última versión del programa o de Microsoft Office? (versión que por cierto sólo nos servirá durante un par de años antes de que salga la próxima).

 

Así la gratuidad es otro elemento clave de Internet. A través de miles de servidores podemos recoger software gratuito o casi gratuito para todas nuestras necesidades. En Internet es posible encontrar diccionarios, enciclopedias, archivos de imágenes, textos, etc. y son gratuitos. Evidentemente también se genera un gran negocio que se ve forzado a ofrecer una parte de sus servicios gratuitos para tratar de atraer a los clientes. Muchos que han llegado a Internet después del boom comercial se creen que todo se vende en Internet. Basta comenzar a explorar con tiempo para encontrar las primeras monedas del inmenso tesoro que está disponible en la red para el que quiera cogerlo. Claro que hay que ir con cuidado para distinguir lo inútil o la basura.

 

Otro elemento clave de Internet es la ausencia de control. El sistema se diseñó con una tecnología que permitía asegurar su supervivencia en las condiciones más duras. Hoy es prácticamente imposible controlar el contenido de Internet. Más adelante se trata el tema detenidamente.

 

La multimedialidad es un aspecto que, pese a los límites tecnológicos de la red física, se ha añadido al Internet clásico. No se trata sólo de poner imágenes o sonidos a un documento. Es que hoy es posible montar una emisora de televisión que llega al extremo más alejado del planeta. Y eso es posible hacerlo gratis o con un costo muy pequeño. Es una auténtica revolución en las comunicaciones. Las grandes cadenas de televisión generalistas se enfrentan a los canales especializados del cable o el satélite digital pero a más largo plazo habrá que pensar en los canales privados de televisión, a través de todo el planeta. Hasta el emigrante a miles de kilómetros podrá asistir al partido de fútbol de su equipo local, en un pequeño pueblo de apenas unos pocos miles de habitantes.

 

 

Los defectos de Internet

 

Internet es lenta, aunque explicaremos cómo puede utilizarse más deprisa. Contiene mucha basura, sobre todo lo que un profesor chileno llamaba “basura cognitiva”. Ya hace siglos un monje alemán detectaba un problema similar con los entonces recientes libros impresos, y nos alertaba de cómo la imprenta iba a permitir publicar cosas inconvenientes, falsas o inadecuadas... (hay que recordar que dicho monje aprovechó la imprenta para difundir sus ideas sobre los libros impresos).. Los derechos de autor no son respetados, lo cual no debería sorprender a los norteamericanos que hasta hace un siglo hacían lo propio con los libros que sacaban los editores londinenses. En Internet existen páginas pornográficas, al igual que en quioscos o cines X, pero contra lo que piensan algunos no es probable que aparezcan en nuestra pantalla si nosotros no hacemos “Clic” con el ratón en el sitio adecuado.

 

Conozco profesores que no dejan que sus estudiantes utilicen Internet pues pueden copiar fácilmente textos y colocarlos en sus ficheros sin saber lo que dicen. Una crítica muy acertada y muy similar a la que se hacía a las fichas de Educación Personalizada. En general no es demasiado positivo que los alumnos se dediquen a copiar y pegar sin pensar, ni siguiera si lo hacen con un lápiz en vez de un ordenador, aunque el mayor esfuerzo de escribirlo nos permita autoengañarnos diciendo que así al menos lo leen.  Realmente la educación no se basa en conclusiones tan sencillas.

 

Hay tantas críticas acríticas sobre Internet, basadas en la ignorancia, y existe entre nosotros una tendencia tan arraigada a dividir la humanidad en dos grupos, los “nuestros” y los “otros”, que resulta difícil no mostrar la fragilidad de esos comentarios sin ser acusado de “artefactual”, “tecnofilio” o de otra palabra adecuadamente preparada para atacar sin demostrar, destruir sin construir. Porque el paso siguiente es siempre: “¡Pero Internet no es la panacea!”. Claro, tampoco lo es la aspirina, ni la anestesia en las operaciones, ni la acupuntura, ni la homeopatía, ni las radiografías, ni las ecografías...

 

Internet no es la panacea, ni siquiera es un medio educativo conveniente en todas las situaciones. Es un medio de comunicación y de acceso a la información tan poderoso que está cambiando nuestras vidas. Y si no fuera porque en este libro tengo la obligación de explicarlo, este es un tema que prefiero obviar: allá cada uno que sufra las consecuencias de su propia ceguera. Internet debe entrar en la escuela salvo que deseemos mantener una escuela ligada al siglo XIX. Y allí convivirá con muchos otros medios y recursos, con estrategias y métodos. Los procesos a distancia no excluyen los encuentros presenciales. La relación profesor-alumno o entre alumnos mediada por Internet no excluye la relación personal. Yo al menos no la excluyo y me ofende que alguien piense que quienes percibimos la importancia de Internet somos tan obtusos para no darnos cuenta.

 

Pero tiene defectos. Todo medio tiene defectos. Algunos están ligados al grado de desarrollo de la tecnología: pobreza en elementos audiovisuales, lentitud en el acceso, ... Otros defectos están ligados a la propia forma de ser del medio (lo que constituye su grandeza y su miseria): la dificultad de controlarlo puede entenderse de modo positivo pero también genera muchos e importantes problemas; en realidad este tipo de defectos lo son en función de los valores de quienes realizan el juicio.

 

Hay defectos que se relacionan con el grado de desarrollo del medio (ojo, no de la tecnología): lenguaje balbuciente, gramática indefinida, procesos poco claros,... y sobre todo la adecuación o no del medio a los usos que se le da. Es un nuevo medio y todavía estamos jugando a ver qué podemos hacer con él.

 

Hay problemas relacionados con los contenidos del medio. La dificultad de controlar el medio y sus limitaciones técnicas condicionan la presencia de unos contenidos, la ausencia de filtros o de procesos que nos permitan hacer una prevaloración de la información antes de acceder. El exceso de información disponible es otro aspecto del mismo problema.

 

Internet nace con unas reglas. Y el aluvión de usuarios hace que muchos de ellos las desconozcan. Son reglas que hablan de no control sino de autocontrol a través de la acción de los usuarios, de respeto a todos y a todo, de modos flexibles y abiertos para comunicarse. Muchas veces son las empresas las que han tratado de violar estas reglas para imponer sus productos. Cuando Microsoft impone un navegador, Explorer con una versión modificada de un lenguaje estándar, está tratando de obligar a todos a seguir sus pasos. Y es fácil encontrar usuarios que envían documentos a través de Internet en formatos propietarios (es decir, no abiertos) por ejemplo, formatos ligados a Microsoft o Windows, o peor, a ciertas versiones de Windows. Eso explica los resultados de una encuesta en la que se mostraba que mientras Microsoft es muy valorada en el mundo comercial y por los usuarios de a pié, sufre en cambio un amplio rechazo entre los usuarios habituales de Internet.

 

Pero volviendo a las reglas no escritas, éstas dicen que no se pueden enviar ficheros grandes que generen problemas al que los recibe, y en especial no se pueden enviar a las listas en que muchos van a recibir ese fichero sin desearlo. También dicen que no se puede enviar ningún tipo de publicidad no solicitada (lo que se llama “spam”). Mucho menos se pueden enviar ficheros pornográficos o que ofendan las creencias de alguien. Y la respuesta no es la denuncia a las autoridades sino el rechazo de la comunidad de internautas. Si alguien comete un delito, se le boicotea y si realmente lo merece serán muchos los que se apunten.

 

Creo que este es el principal tema de reflexión sobre Internet: la libertad individual, el respeto a los otros, el control, la justicia y los delitos en Internet.

 

Aunque en nuestro país todavía no es un problema de gran magnitud, lo va a ser dentro de muy pocos años, quizás meses. ¿Quién controla Internet?. En algunos países como Estados Unidos el tema ya llegó hasta la elaboración de leyes que luego han sido anuladas por el Tribunal Supremo. Los padres se preocupan por los materiales a los que sus hijos pueden acceder desde dentro de su casa. Los profesores lamentan que sus alumnos "chatean" en horas de clase. Y en el otro extremo, ¿existe libertad de expresión en Internet?. Así que vamos a comenzar presentando algunos aspectos en relación a este tema, más puntos para una discusión que propuestas o respuestas.

 

 

Control externo a Internet

 

La verdad es que Internet es bastante resistente a los controles externos. Podemos encontrar dos grandes vías para tratar de controlar la red. Una es la seguida por el gobierno de la República Popular de China y por otros países, a finales de los noventa, y se trata de impedir por la fuerza el acceso. Para ello basta controlar-censurar los centros nacionales, impidiendo por ejemplo el acceso desde ellos a direcciones consideradas "molestas".  Este tipo de soluciones no tiene mucho éxito como bloqueo total, aunque ciertamente dificulta mucho las cosas a los usuarios menos expertos o con menos recursos económicos.

 

La otra vía es la seguida en países democráticos en donde se trata de utilizar los mecanismos que permite la ley. Esta es mucho más interesante pues plantea los auténticos retos a una sociedad democrática que se rija por el poder de los acuerdos y las leyes. Vamos a ver algunos casos famosos para analizar elementos clave del problema.

 

Una persona en California coloca un material en Internet. Este material es legal desde la perspectiva de las leyes californianas, pero no en Texas. Ahora otro individuo en Texas considera que ese material es indecente y lo denuncia. Un sheriff de Texas envía un requerimiento a su colega californiano que detiene al sujeto y lo envía a Texas para ser juzgado. El fondo jurídico es que los delitos contra las "leyes de la decencia" en Estados Unidos tienen el carácter de delito federal, pero las leyes son dictaminadas por cada estado. Veamos, aunque la situación jurídica es diferente, el concepto es que un sujeto puede ser juzgado en cualquier lugar del mundo, pues desde cualquier lugar del mundo puede accederse a sus materiales en Internet. Por ejemplo, Vd. coloca una frase de los "Versos Satánicos" y el gobierno de Irán lo manda ejecutar: ¿cuál es la diferencia conceptual entre este supuesto y el caso de Texas?.

 

Karen Sorensen señalaba en 1997 que la legislación que limita Internet en USA o Alemania proporciona una base y una justificación a la que se produce en China, Singapur e Irán, donde el objetivo de los censores no es sólo el material pornográfico sino también las discusiones a favor de la democracia y la educación en los derechos humanos. Desde la perspectiva de una ley como la "Communications Decency Act" en US, ¿qué puede objetarse a que China elimine información que "altera el orden público, o que Nghiem Yuan Tinh, Director del Vietnam Data Communication Company afirme que "Internet debe ser controlada no sólo por razones técnicas y de seguridad sino también desde el punto de vista cultural" (Financial Times, 1995).

 

Algunos países aplican un control sobre el efecto "liberalizador" de Internet limitando el acceso a grandes segmentos de su población, como es el caso de India y Arabia Saudita, por ejemplo mediante impuestos exorbitantes o limitándolo a las Universidades. Por supuesto, si uno posee suficiente dinero como para pagar un acceso a través de compañías extranjeras puede entonces evitar ese control.

 

Pero ¿donde está el límite? No se trata sólo de "limitar la distribución de cierta información" en Internet. Por ejemplo, es posible rastrear y controlar los mensajes que se envían. Hace ya años de dieron casos en Francia utilizando la información suministrada por los peajes de las autopistas (Agre en un mensaje electrónico del 17 de septiembre de 1997). Si los gobiernos no pueden limitar ni controlar Internet, ¿quién puede impedir que alguien utilice esa información?

 

Y esto nos lleva todavía a otras situaciones. Por ejemplo, ¿qué pasa si alguien envía masivamente publicidad a través de Internet?. Bien, si el receptor está utilizando una línea telefónica va a tener que pagar por recibir una publicidad que no ha pedido: ¡paga por recibir la publicidad que otro le quiere enviar!. Y de nuevo nos planteamos si es necesario que alguien supervise esa situación.

 

Y llegamos a los virus, malignos o benignos. En 1997 corría por Internet la "triste" historia de Jessica Nydek, una niña enferma de cáncer. El mensaje invitaba a ser reenviado (saturando la red) e indicando que una aportación de 1 centavo de dólar era añadido a la cuenta de una institución de lucha contra la enfermedad. La misma organización, American Cancer Society, se vio obligada a aclarar que no tenía nada que ver con el tema y que se trataba de un "hoax/virus" que reaparece periódicamente y se propaga, afortunadamente sin dañar discos duros

 

Y terminemos con un caso extremo (NewsCom, Noticia de prensa, fechada el 2/10/97.). En octubre de 1996 Andrea Lynn Vickery conectó con un grupo on-line buscando alguien que quisiera asesinar a su ex-marido. Robert E. Lee Smith, un militar retirado le sigue el juego hasta que comprueba que efectivamente le paga mediante una tarjeta de crédito y la denuncia. ¿Y si hubiese sido otro quien hubiese contactado con Andrea? ¿Podemos suponer que así se han concretado y cometido otros asesinatos?. El asesino no tiene ninguna relación con la víctima y el autor-instigador del delito puede probar su absoluta inocencia. ¿Justifica este tipo de actos la existencia de organismos que "espíen" los mensajes privados enviados por Internet?. Esto nos llevara al tema de los mensajes cifrados y los límites impuestos por el gobierno norteamericano a los sistemas de encriptación.

 

Así el problema es más complejo que permitir o no la distribución de escenas pornográficas. Debemos pensar en el control general sobre la libertad de expresión, pero esto nos lleva a la libertad que invade parcelas de otro y finalmente a la agresión a otros.

 

¿Deben los gobiernos legislar sobre Internet? En los siguientes apartados veremos que muchos opinan que no.

 

 

El control desde dentro. Los sistemas automáticos

 

Se trata de programas que filtran los mensajes de modo que no puedan visitarse en la Web materiales considerados inadecuados. Generalmente se refieren a materiales pornográficos y en ocasiones de tipo fascista o violento. Son programas que los padres o maestros pueden instalar en los "browsers" como NetScape Communicator o Microsoft Explorer.

 

Existe dos formas de enfocar el control. La más drástica parte del principio de que es mejor filtrar mucho que poco, así que selecciona algunos sitios de dudosa conducta y filtran TODO lo que provenga de ahí. La segunda aproximación desarrolla una lista de términos "peligrosos" y filtra todos los documentos incluyan esas palabras. Este tema está descrito en varios sitios pero citaremos un corto trabajo de Bjorn y Yue Chen (1996).

 

Un programa que aplica uno o ambos métodos es CyberPatrol, de Compuserve. Este programa fue ofrecido inicialmente para Alemán e Inglés y luego para Español y Francés. Sin embargo es obvio que incluso así el programa es insuficiente. Solamente en España sería necesario considerar también los términos en catalán, euskera, gallego...

 

Pero hay que considerar un problema adicional: las diferencias culturales. Por ejemplo, mientras en USA ciertos filmes corrientes en Europa, son considerados películas "X" (pornográficas) por contener escenas de sexo explícito, en Europa los contenidos violentos son menos aceptados que allí.

 

Otro problema se refiere a las interferencias entre lenguajes. Como el programa no identifica la lengua trata de aplicar varios filtros, por ejemplo, la palabra "sex" que es un filtro estándar en CyberPatrol, significa "seis" en Sueco, o "sade" significa "dije".

 

Una anécdota divertida: en 1999 los gobiernos de la UE decidieron estudiar el tema del control de los contenidos pornográficos en Internet. La documentación previa preparada al efecto no pudo ser leída por los expertos del correspondiente ministerio alemán pues había sido instalado un sistema de detección como los señalados antes. Evidentemente estos documentos no eran pornográficos, pero abundaban en ellos palabras que podrían considerarse así.

 

Una variante en estudio en el momento de escribir estas líneas consiste en crear un sistema de valoración que quedaría reflejado en algún tipo de descriptor. Los programas detectarían el nivel de la página y dejarían cargarla o no. Evidentemente, una página que no hubiera pasado por ese sistema de valoración no podría ser cargada. La pregunta es: si consideramos todos los documentos que escuelas y universidades, centros de formación, tiendas, empresas, instituciones religiosas o no religiosas, etc. etc. y personas individuales están colocando en Internet, ¿quién llevará a cabo esa ingente tarea censora de asignar la etiqueta “para todos los públicos” o no?.

 

Lo más interesante de este planteamiento es que deja el control de Internet en el otro extremo del hilo, es decir, el emisor de contenidos no es responsable, sino que es el receptor el que debe velar por su seguridad, el que debe activar un programa para censurar o no los contenidos.

 

Esta perspectiva no debe ser vista únicamente en esos aspectos ante los que los americanos y alemanes parecen tan sensibles pero que desde una perspectiva latina no se diferenciarían de la posibilidad de que un menor compre una revista porno en un quiosco. También hay que considerar otros aspectos de seguridad como que se nos introduzca un virus, o que alguien ataque o simplemente curiosee nuestros ordenadores a través de Internet. Si no controlamos Internet mediante un legislación universal y compartida, no queda más remedio que recurrir a programas que protejan "nuestro extremo del hilo".

 

MCalister y Otros (The Internet & The WWW: Friend or Foe?, 19 Octubre de 1996,) plantean estas preguntas en relación a la seguridad en Internet:

. ¿Que aparatos de seguridad deben implementarse para controlar lo que se publica en WWW?

. Muchos conocen los riesgos de los virus, ¿pero conocen otros riesgos potenciales?

. ¿Cuántas organizaciones tienen los recursos para realizar un análisis de riesgos en profundidad?

. ¿Qué salvaguardias existen para frustrar los "hackers"?

. ¿Qué implicaciones en relación a la propiedad intelectual respecto a la protección de los datos, al copyright, patentes y al plagio?

- ¿Qué implicaciones para los delitos incluidos robo y pornografía?

. ¿que implicaciones en los contratos, con respecto a negligencia, entorpecimiento o deformación?

. ¿qué implicaciones en los derechos de los consumidores y usuarios?

 

La pregunta que nos podemos hacer, en definitiva, es: ¿podemos defendernos de todo esto nosotros, los usuarios, sin acciones externas?

 

 Dentro del mismo marco de "autodefensa" pero dejando de lado la perspectiva individual y tomando una visión colectiva, llegamos a nuestro tercer apartado: la autodefensa comunitaria.

 

 

El control desde dentro. La autodefensa comunitaria

 

En la primera mitad de los noventa, ésta ha sido la herramienta básica de regulación de actuaciones en Internet. Supongamos que alguien envía un anuncio a una lista automática de distribución que no se lo ha pedido, o que alguien realiza afirmaciones racistas. Basta que uno lo sugiera y que todos los que estén de acuerdo envíen mensajes de protesta. En Internet eso puede querer decir miles de mensajes que bloqueen el servidor. El resultado es que el indeseable se ve privado de su sistema de correo y, si es alquilado, expulsado de él.

 

Un ejemplo en nuestro idioma se produjo durante el verano de 1997 a raíz del caso de Angel Blanco. Por la red comenzaron a distribuirse mensajes dando a conocer páginas relacionadas con E.T.A. e invitando a enviarles mensajes. Estos son los argumentos a favor y en contra de acciones como ésta.

 

A favor están todos unos argumentos tradicionales en Internet: no son acciones organizadas desde el poder, sino que sólo funcionan si los individuos se suman; la fuerza viene precisamente de la suma de decisiones individuales. Como el mecanismo es simétrico, demuestra la auténtica fuerza democrática de una idea. Para que alguien participe en una campaña de este tipo no suele bastar con que disienta del otro sino que debe sentirse realmente amenazado. Es, pues, un sistema democrático y autorregulable de acción contra los delincuentes.

 

No hay demasiados argumentos en contra, pero los recoge Alvaro Ibáñez en iWorld (iWorld, suplemento de PCWorld 135, Oct. 1997). El fundamental es esta frase: "Quienes opinen lo contrario deberían confiar en la inteligencia de las personas, para, por un lado, decidir libremente si quieren visitar esas páginas o no, y por otro, interpretar el mensaje que contengan". Pero añade otros: no vale la pena conseguir cerrar un servidor, porque en otro lugar aparecerá uno nuevo: la censura es imposible en Internet.

 

Para complicar más la situación podemos considerar dos elementos más. El primero el hecho de que una mayoría pueda "linchar" a una minoría. Es obvio que este sistema defiende fundamentalmente los derechos de la mayoría, y que es más difícil de aplicar por una minoría.

 

El otro elemento me lo sugiere una vieja historia: en 1995 una lista de Internet denominada "alt.religion.scientology" se vio atacada por cientos de mensajes provenientes de un grupo (o secta) también llamada Scientology y que estaba disconforme con los contenidos vertidos en la lista. El tema es que aunque el mecanismo se basa en la suma de decisiones individuales, éstas pueden aunarse no sólo como resultado de una reflexión personal o libre o por la influencia de un estado de opinión creado por los medios. También puede darse el caso de organizaciones que puede "recomendar" acciones determinadas a sus miembros. Por ejemplo, en 1997 una importante rama de cristianos no católicos en Estados Unidos invitó a sus miembros a no comprar ni utilizar productos Disney por considerar que la actitud de la empresa de no discriminación de homosexuales entre los empleados era contraria a sus creencias. ¿Que pasaría si hubiese invitado a sus 700.000 miembros a enviar mensajes vía Internet colapsando el servidor de Disney? Aún cuando realmente la empresa siga una línea contraria a ellos, ¿debe ser penalizada cuando esa línea es aceptada por muchos otros?. Y supongamos que Disney decide cambiar su política: ¿que pasa si son ahora los miles de homosexuales los que lanzan la campaña? ¿Se volverá Internet un lugar inseguro, a merced de todos los grupos de presión del mundo?.

 

Con todo lo anterior, no podemos desdeñar fácilmente este sistema y es necesario diferenciarlo del mecanismo de control democrático que un renombrado especialista en Internet define como "action alert" (lista rre, 17-9-97). Lo define como un mensaje que alguien envía a la red invitando a una acción específica en relación a un tema político actual.  "Bien diseñadas las "action alerts" son un medio poderoso para invitar a la gente a participar en los procesos de una democracia". E incluye algunas recomendaciones:

. Establecer la autenticidad. Indicar claramente quien la envía y cómo contactar.

. Poner fecha. Los mensajes a veces duermen meses en un "mailbox" antes de despertar.

. Delimitar claramente el texto de la alerta.

. Precaverse de modificaciones que exageren o deformen el mensaje.

. Pensar hasta donde deseo propagar el aviso.

. Construirlo de modo que tenga toda la información necesaria.

. Invita a una acción clara y definida

. Hacerlo fácil de entender.

. Revisarlo bien antes de enviarlo

. Inicial un movimiento, no una desbandada ("enviar donde sea apropiado")

. Explicar la historia completa

. No utilizar un lenguaje para convencidos

. Evitar polémicas

. Evitar las peticiones en cadena

...

. Utiliza prácticas "buenas"

 

 

Control desde dentro. El propio individuo

 

Con esto hemos llegado a la última posición, la que defiende que sea el propio individuo el que actúe y tome decisiones. Esta idea encuentra su fundamentación en el neoliberalismo aunque también es promovida desde otras concepciones. La idea es: si hablamos de información, la situación es similar a la existencia de revistas en los quioscos: el que quiera que compre. Si hablamos de delitos como la distribución de virus o la intromisión en áreas privadas, entonces deben actuar las leyes. Pensemos que esto se aplica también a muchas facetas desconocidas hoy pero existentes como el blanqueo del dinero del narcotráfico a través de Internet, sin posible control.

 

Desde esta perspectiva, la tarea de padres y profesores es ayudar a los alumnos a tomar las decisiones correctas. Sin embargo es necesario ser consecuente hasta el final con esta opción. La capacidad de tomar decisiones lleva implícita la capacidad de equivocarse así como la de tomar decisiones diferentes de las que nosotros tomaríamos.

 

Este punto excede la polémica concreta de Internet y se extiende a decisiones generales sobre nuestra acción educativa.

 

Existen otros aspectos relacionados con el tema que no han sido tratados, por ejemplo, la posibilidad de utilizar sistemas de encriptación que protejan nuestros mensajes del control de otros, incluida la policía. Este tema ha gozado de una gran popularidad en USA debido a la legislación que prohibía utilizar sistemas cerrados a una inspección gubernamental.

 

Esta ha sido una revisión rápida a una problemática compleja y que abarca situaciones muy diferentes. ¿Cómo debemos actuar los padres y los educadores en relación a Internet?

La pregunta está servida.

 

Pero hemos hablado de Internet sin explicar primero en qué consiste y cómo funciona. ¿Cómo funciona Internet? Quizás ha llegado el momento de sumergirnos un momento en la tecnología. Pero hagámoslo de modo que se entienda.

Los defectos de Internet
Control externo
Control interno automático
La autodefensa comunitaria
El control individual
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